domingo, 12 de octubre de 2008

Indefinición presidencial


Si bien es cierto que son pocos los días de gobierno que lleva adelante Fernando Lugo, hasta el momento muy poco hemos visto en materia de definiciones por su parte y la de su gabinete.


Lo que la gente pidió cuando acudió a las urnas fue un cambio. Cambio en varios sentidos; económico, político, social, etc, y no sólo un mero cambio de color. Todo cambio depende y va estrechamente ligado a la capacidad que tengan las autoridades de tomar decisiones concretas y asumir responsabilidades tendientes al mejoramiento general de la calidad de vida de los ciudadanos de este país.


Los famosos 100 días de gobierno no son necesariamente para ver reflejado un cambio radical en los rumbos del país, sino para poder establecer un criterio sobre el campo de acción en el cual el gobierno va a desempeñarse y definir las políticas a ser impulsadas para cambiar o mantener un determinado sestema. Lo que no vemos en Fernando Lugo es esa definición. Seguimos a la deriva en cuanto a qué es lo que concretamente se va a hacer, cómo y mediante qué políticas. Quizás la verticalidad eclesial, de la cual el es fruto, no le permite ser más rígido con su forma de ver las cosas o de tomar decisiones.


Haciendo un paso por las diferentes carteras de estado podemos apreciar eso. En Salud pública podemos darnos cuenta de que la ministra Esperanza Martínez tiene ideas concretas sobre la gestión que quiere desarrollar al frente de la institución y ya está aplicando políticas que había afirmado como posibles antes de asumir. La gran incógnita aún son los fondos. ¿Cómo va a solventarse una política de gratuidad sanitaria?. Lastimosamente la ejecución concreta de las politicas sanitarias no depende sólo de la buena voluntad de la ministra.


En materia de Agricultura, los problemas siguen en el campo y no hay una propuesta concreta de un Cándido Vera que se mantiene dormido. En Hacienda se planean más impuestos a varios rubros en vez de un incentivo considerable a la producción. En Educación no se ven proyectos concretos, en la Secretaría del Ambiente y Emergencia Nacional se pelean por la realización del rally del Chaco y todos se enfocan en banalidades antes que en el país.


Todo lo anterior ocurre ante un presidente permisivo, desatento y que pasa más tiempo viajando que solucionando problemas. Nadie pide una dictadura de parte de Fernando Lugo, sino una firmeza y decisión real para solucionar problemas. El presidente ya no está en un altar o púlpito en el cual sólo se transmiten dichos o frases de una fe que cambió con los tiempo hasta adecuarse al poder, sino que ya está en la posición de, no transmitir sino decidir.


Es hora que las decisiones sean tomadas, el criterio se establezca y se genere un cambio tomando al país en serio.

No hay comentarios: